Tuesday, August 28, 2018

The geriatrics


Octubre 2006



Nos encontramos en el centro de un patio cuadrado, entre rosales con pinchos y árboles que han caído contra el suelo debido a la fuerza del viento. Es el edificio Pavía. Según me han dicho, aquí se imparten clases de Bellas Artes. 
Por el momento no hay indicios de que aquí se imparta nada, porque no percibo a nadie: Al ser viernes por la tarde todo queda tan vacío como las botellas que los alumnos están empezando a beber. No obstante, poco a poco empiezo a percibir un sonido, atronador a veces, tierno algunas otras. Viene como del cielo, o no sé si es del tercer piso. El caso es que lo escucho y pienso que debe tratarse de los Joker to the Queen, el grupo de música al que voy a entrevistar. Atravieso la puerta cerrada tras la que pueden ocurrir cosas que el mundo no ha visto nunca y subo unas escaleras que a medida que me elevan, aumentan el sonido que procede de aquel sitio. Sin duda, deben ser ellos. Sigo subiendo hasta el tercer piso y en la puerta del seminario dos, veo colgado un cartel que muestra, entre otras cosas, las siguientes definiciones de la palabra seminario:

1. adj. Perteneciente o relativo a la semilla.
2. adj. desus. Perteneciente o relativo al semen.
(...)
5. m. Clase en que se reúne el profesor con los discípulos para realizar trabajos de investigación.
6. m. Organismo docente en que, mediante el trabajo en común de maestros y discípulos, se adiestran estos en la investigación o en la práctica de alguna disciplina.
7. m. desus. Casa o lugar destinado para educación de niños y jóvenes.
8. m. desus. Origen y principio de que se originan y propagan algunas cosas.


Tras recibir esta útil información, espero a que los gritos y la batería cesen. Mientras tanto, me pregunto si este seminario reúne el significado más completo de la palabra. Pertenecen al semen, eso sí, ¿Pero nacieron aquí? Cuando veo que ese sitio puede ser el origen, la canción termina y doy dos toques a la puerta de madera. No recibo contestación, sólo a alguien preguntando a otro: "¿Han llamado?" Supongo que alguien diría no lo sé con la cara, así que vuelvo a llamar y escucho un sí. Siento los pasos, el sonido de una llave se gira y me abre la puerta un joven con perilla, más alto que bajo y que se hace llamar Luis Torres.
-Hola.
-Hola, ¿qué tal? ¿Sois los joker to the queen?
-Sí.
-¿Podría entrevistaros?
Luis vuelve su con vistas al resto de los componentes. Fernando Cárcamo sigue sentado tras un artilugio electrónico como si nada estuviera pasando, Carlos Sandúa, con otro aparato más pequeño en la mano, creo que es un minidisc, pone cara de duda y parece más bien que están concediéndome el permiso: “¿Para qué es la entrevista?” Pregunta Carlos.
-Es para hacer un trabajo. Estudio periodismo, y tenía noticias de que se estaba formando un grupo con altas expectativas de futuro. No quiero desaprovechar la oportunidad de al menos intentarlo.
Después de presentarme, nos sentamos en unos taburetes giratorios. Abro mi cuaderno, y mientras busco las preguntas, les comento que los significados de la palabra seminario me han sorprendido bastante. Fernando se levanta, y subiéndose a una tarima, abre la ventana que hay en lo alto. Parece que nadie ha prestado atención a lo que he dicho y procuro ser lo más breve posible: ¿Cómo se formó el grupo?

Fernando da una calada a su cigarro, y echa el humo por la ventana. Carlos y Luis se ceden la palabra con leves gestos hasta que al final, mientras Luis va a por una guitarra española, Carlos responde.

Carlos Sandúa- El año pasado, creo que fue a finales de año, Luismi me preguntó si quería formar un grupo de música y le dije que sí.

Luis Torres. En principio había otro componente más que no era Fernando, pero acabamos sustituyéndolo.

P- ¿Y qué fue del otro componente?

LT.- Pepe... (sonríe mirando al suelo y tocando algunas notas improvisadas). No sé.  A veces se pasa por aquí para opinar sobre lo que hacemos, pero supongo que prefiere pintar.

P- ¿Y vosotros no preferís pintar?

CS.- No creo que sea cuestión de preferencias. Yo pienso que entre las diferentes maneras de expresar algo, hay que saber utilizar el medio que mejor se adecue a su expresión. A veces el medio que más conviene es la pintura, otras veces la música, otras la literatura... Y en este caso estamos optando por hacerlo musicalmente (se queda callado un momento y piensa). Sí. Probablemente la música sea la doctrina más adecuada para expresar un sentimiento común. Y si es en conjunto, mejor.  

LT. Claro...

Fernando tira la ceniza como asintiendo al pensamiento de sus compañeros. Parecen conectar en una órbita tranquila y aún no soy capaz de aterrizar en ellos.

P- ¿Y por qué cantáis en inglés?

Escucho una risa y tras ella, la voz más profunda que he escuchado nunca, con tono irónico, creo entender que dice: “Esas lyrics cuartucheras.”

LT. (entre risas) Me esperaba esa pregunta. Podría responder de muchas maneras, pero bueno, diré que yo compongo en inglés porque, en la música que estamos haciendo, es el idioma que mejor se ajusta. Si suena bien, y además tiene una buena historia detrás, pues tira millas. Es eso... Si hiciéramos flamenco te aseguro que no cantaríamos en inglés.

CS.-  Sí. Además, la influencia que tenemos es principalmente de grupos ingleses, y la importancia que tiene este idioma en el panorama actual es muy relevante. Tampoco queremos permanecer al margen.

P- ¿Y cuáles son esas influencias?

CS. Son muy dispersas.

LT. Mi mayor influencia es Kurt Cobain, con todas las influencias que él arrastra y más. A Carlos le encanta Pergolesi... Y bueno. Fernando disfruta con su efecto orejero.

P- ¿Efecto orejero?

Fernando se acerca al bicho, lo enciende, y después de seleccionar el sonido que quiere, toca unos arpegios muy animados y horteras. Asombrado ante su seriedad animada, descubro que los otros componentes empiezan a sonreír un poco. Fernando se esconde la boca con el antebrazo aguantando la risa y vuelve junto a la ventana para seguir con su cigarro.

LT. Son variantes de la oreja de van gogh. Se sabe todas sus canciones

P- Vaya... No me lo imaginaba. Pero ellos cantan en español. ¿Por qué vosotros lo hacéis en inglés? ¿No dificulta el contrato con una empresa discográfica?

LT. En todo caso lo dificultaría con una empresa española.

CS. Claro.

LT. Visto el panorama, en cierto modo nos da un poco igual. Si lo que queremos es distribuir la música con fines lucrativos, siempre podemos enviarla a Londres... Pero no es eso lo que más nos preocupa.

C.- Y no creo que el idioma sea un impedimento. The sunday drivers, Marlango y otros grupos españoles, han fichado por discográficas españolas a pesar de su lengua. Creo que si la música es medianamente decente, siempre va a haber alguien dispuesto a escucharla. También hace falta suerte, claro está.  

FC.- Lo importante es que se disfrute, joé.

LT. Eso es.

P.- ¿Y el nombre del grupo? ¿A qué se debe?

C.- Esa es otra historia.

P.- ¿Digna de contar?

FC. Toda historia es digna de contar.

LT. Otra cosa es que vayamos a contarla.

P.- ¿Entonces no vais a contarla?

C.- Digamos que el nombre del grupo tiene algo que ver con las visitas que nos hace la reina de vez en cuando.

Ahora pienso que Fernando tiene que estallar en una carcajada, pero no lo hace. Está con la mirada perdida en su filtro apurado que acaba de tirar por la ventana. Luis empieza a tontear con la guitarra y Carlos sigue atendiéndome con interés, así que aprovecho para lanzar la pregunta siguiente.

P- Leí en internet que el currículo de los integrantes comprende prácticas musicales profesionales. ¿Eso es cierto, o sólo ponéis eso para impresionar?

C. Tiene un poco de las dos cosas. Probablemente eso que leyeras fuera una carta dirigida al rector de la Facultad solicitando este seminario para poder ensayar.

LT. Sí. En esas cartas tienes que expresarte muy bien para que te tengan en cuenta. Cuando te muestras elocuente pareces más serio y te hacen más caso.

P- Ya. ¿Pero vuestro currículo comparte prácticas musicales profesionales o no?

Les cuesta responder a todos, quiero suponer que por humildad, pero al final Luis Torres se lanza y afirma que sí, que Fernando arrastra consigo seis años de piano y que Carlos, en efecto, “es un músico profesional reconocido por la crítica y el público internacionales al pertenecer a una de las mejores formaciones europeas de referencia en la interpretación de la polifonía hispánica del Renacimiento y el Barroco temprano.” Después de su retahíla de palabras que parecen haber sido memorizadas, añade “y aunque yo también he tenido mis escarceos en otros grupos, en mi currículo no aparece nada de eso”.

Después pienso que no me arrepiento de haber venido aquí. Parece ser que estoy frente a tres personas que saben lo que están haciendo y dan la impresión de esconder muchas historias que yo sólo quiero sonsacar. Me contagian algo de su silencio nostálgico que ahora empieza a adornarse con ligeros punteos improvisados de Luis Torres. No quiero interrumpirles más y les digo que si pueden tocar algo. “Sólo para ver cómo sonáis”. No responden, pero Carlos se levanta de su silla, toma su guitarra, se coloca en un rincón, y empieza a afinar la cuarta cuerda. Luis Torres sigue en pie, mirándome intermitentemente y trasteando con sus cuerdas con si no fueran importantes. Fernando, mientras tanto, busca el sonido apropiado para la canción... “In the park, ¿no?” Y cuando se sienta en su taburete, comienzan a mezclarse unas armonías que un principio más bien parecen producto de unas mentalidades amedrentadas. ¿Han sido esas mentes perturbadas por el consumo de sustancias ilegales, por un sufrimiento vitalista, por la incomprensión? Yo no entiendo nada, pero empiezo a encontrarme bien. Porque todos los pájaros vuelan y mi soledad se convierte en algo realmente bueno.

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